El agosto gallego trae consigo un acontecimiento importante para la región: el sembrado de Brassica rapa, más conocido popularmente como nabo. Esta planta, durante los últimos coletazos de invierno, florece y desarrolla los primeros tallos tiernos. Estos tallos son los grelos, y en Galicia saben bien cómo sacarles el máximo partido: los aprovechan para acompañar potes y caldos de todo tipo, y para convertirlos en cremas que les permiten degustar su característico sabor de la manera más calentita, antes de que la primavera los endurezca y estos, pierdan todas sus propiedades.
Una vez esto pasa, los grelos no solo pierden la textura y el sabor, sino que también pierden gran parte de los nutrientes que contienen. Y es que este tipo de tallo tierno es una verdura nutricionalmente muy interesante. Por un lado, su ingesta aporta muy poquitas calorías, con lo que resultan óptimos para quienes desean realizar comidas ligeras. Por otro lado, contienen muchísima fibra, clave en el mantenimiento de la salud digestiva e intestinal, y una buena variedad de micronutrientes. Desde minerales como el calcio, el magnesio o el fósforo, a vitaminas como la C o laB9, y hastar compuestos especiales anticancerígenos como los glucosinolatos. Tomarse una cremita de grelos de temporada viene bien de vez en cuando. Te contamos cómo hacerlo:
Ingredientes para 4 personas
Un manojo de grelos
Un litro de leche entera
Una cebolla pequeña
Un puerro
200 gramos de patatas
4 cucharadas soperas de aceite oliva virgen extra
10 gramos de mantequilla
Sal y pimienta
Antes de comenzar – La elección de los grelos
Los grelos son los auténticos protagonistas de esta receta y por eso debes ser cuidadoso a la hora de seleccionarlos. En primer lugar, y aunque se cultivan cada vez en más rincones del país, la Indicación Geográfica Protegida Grelos de Galicia existe por una buena razón: la tradición y la cultura de cultivo y recogida allí es excelso y dan lugar a un producto inigualable. Si tienes modo de adquirirlos allí, hazlo. En segundo lugar, con independencia del origen, tienes que atender a la dureza del tallo y a la presencia o no de puntos blancos en él. Los grelos ideales son blandos y completamente verdes. Ah, y no deben tener hojas secas ni mustias. Analízalos detenidamente antes de comprarlos.
Paso a paso de la receta
1. Coloca todos los grelos en una olla con agua caliente y enciende el fuego. Este escaldado servirá para eliminar el amargor inicial que tienen estos tallos y disfrutar así del mejor sabor posible. Basta con unos cinco minutos. Una vez transcurrido ese tiempo, sácalos de la olla, escúrrelos adecuadamente y déjalos aparcados en algún recipiente.
2. Corta los doscientos gramos de patatas en trozos de similar tamaño y pica tanto el puerro como la cebolla.
3. Vierte el aceite de oliva virgen extra y la mantequilla a una tartera y enciende el fuego a media intensidad. Cuando la mantequilla se derrita, añade el puerro y la cebolla picada junto con un poquito de sal y espera unos cinco minutos para que se pochen.
4. Es el momento de agregar las patatas cortadas y toda la leche. Con el fuego a la misma intensidad removemos hasta llevar la mezcla a punto de ebullición y lo mantenemos así por unos quince o veinte minutos. Servirá para que las patatas se cuezan y el conjunto exude más sabor.
5. Mientras tanto puedes ir troceando los grelos escaldados. Cuando las patatas estén cocidas incorpora los grelos, una pizquita de pimienta y otro poquito de sal. Déjalo cocinar todo otros quince o veinte minutos para que termine de tomar la textura ideal.
6. Retira la mezcla del fuego y utiliza una batidora para transformarla en una crema homogénea.
¡Y ahí tienes tu crema de grelos! Puedes corregir el punto de sal o incluso incluir un poco más de aceite de oliva virgen extra en la superficie para mejorar tanto el sabor como la presentación. Eso ya a tu gusto. En cualquier caso, tendrás lista una receta perfecta como primer plato para estos días tan fríos del año. Acompáñala de un segundo de pescado y lo bordarás.
